Existen muchas variantes en el ámbito de la decoración y el diseño de interiores. Algunas triunfan más que otras pero lo que está claro es que aquellas que contribuyen a mejorar nuestro bienestar en el hogar son las favoritas.
De hecho está demostrado que la decoración influye directamente en cómo nos sentimos, tanto dentro como fuera de nuestra casa. Tanto es así que muchos profesionales aplican el diseño emocional a la creación de viviendas, es decir, crear inmuebles, edificios y espacios arquitectónicos en función de las emociones de las personas que van a vivir en ellos.
Dentro de la neuroarquitectura podemos incluir una nueva corriente: el diseño biofílico.
¿Qué es el diseño biofílico?
Podríamos decir que el término biofílico engloba todo aquello relativo al “amor a la vida”. Aplicado a la decoración y a la arquitectura, se trata de una corriente relativamente nueva que se caracteriza por convertir las viviendas en hogares completamente conectados con la naturaleza.
De hecho, el diseño biofílico ha tenido tan buena acogida en los últimos meses que se trata de una tendencia ya consolidada y apoyada por grandes profesionales del diseño, la arquitectura y la decoración a nivel mundial.
El diseño biofílico suele confundirse con el ecodiseño, pero son dos conceptos muy distintos. El diseño biofílico pretende crear espacios en los que los elementos de la naturaleza imperan en el hogar, mediante plantas, materiales naturales y luz natural mientras que el ecodiseño tiene como base la creación de viviendas sostenibles, en las que prima el ahorro de energía mediante un consumo eficiente.
¿Por qué debemos aplicar este diseño en casa?
En los últimos meses, a raíz del confinamiento y de la evolución de las compras por internet se ha puesto de moda lo que se conoce como el cocooning, que simboliza el placer de quedarse en casa.
Junto a esta nueva tendencia de no querer salir de la vivienda han proliferado otras corrientes que potencian, precisamente, este bienestar en el hogar, entre las que se encuentra el diseño biofílico. Y es que, como apuntábamos, éste pretende incorporar elementos naturales para evocar la naturaleza con el principal objetivo de que las personas conecten con el espacio que las rodea y se sientan mejor.
De hecho, varios estudios han demostrado que el diseño biofílico no sólo contribuye a que nos sintamos más felices en el hogar, sino que también aumenta la productividad en el trabajo, potencia la creatividad, reduce el estrés y aporta energía y positividad, entre otros factores. Y es que debemos tener presente que el hombre está ligado a la naturaleza desde el principio de los tiempos; por ello se siente tan cómodo rodeado de elementos que la evocan.
¿Cómo aplicamos el diseño biofílico a la vivienda?
Partiendo de la base que el diseño biofílico apuesta por restablecer y potenciar el vínculo entre el ser humano y la naturaleza, la forma de aplicarlo en las viviendas pasa por introducir ciertos elementos naturales. Así, cualquier “vivienda biofílica” deberá recurrir al uso de plantas, especialmente aquellas que contribuyan a purificar el aire. Podemos colocarlas en cualquier rincón: estanterías, paredes, techos, fachadas… Incluso, a modo de huerto en casa o construyendo jardines verticales.
Asimismo, deberá estar orientada de tal forma que aproveche al máximo la luz natural de todas las estancias durante la mayor parte del día. Para ello, podemos emplear grandes ventanales, claraboyas y techos de cristal y puertas corredizas acristaladas, que permiten que la luz las atraviese.
El uso de materiales naturales, como la madera, el bambú, las piedras, el lino y la lana, entre otros, también deben estar presentes en este diseño, así como los espacios abiertos, como balcones y terrazas, especialmente aquellos que dispongan de vistas a espacios verdes.
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